lunes, 31 de mayo de 2010

He mudado la piel y los sueños.
Tras el paisaje sosegado de finales de mayo releo
mis angustias, cansinas, pobrecitas, frágiles.
Respiro mar, y blanco, y palabras que me alimentan.
Respiro limones, pájaros, el frescor de la tarde, la luna distanciada,
casi desconocida. He logrado ralentizar mi latido, sobreexcitado. Me sobrevuelo curiosa, y me miro lejana. Qué falta me hace volver.