viernes, 5 de febrero de 2010

Ablación

HOY SE CONMEMORA EL DÍA CONTRA la mutilación genital femenina o ablación, una práctica aberrante que atenta directamente contra la vida de la mujer y cuyas horribles consecuencias a menudo se silencian en un claro intento de ignorar lo que a día de hoy le sucede a miles y miles de niñas. No se trata de una cuestión de cultura, ni de religión, sino de poder. Actualmente, una treintena de países africanos (y da lo mismo que sean católicos o musulmanes) consienten esta mutilación (aunque en catorce esté penalizada), cuyo nivel de agresividad varía en función de la zona en la que se practique. En lo que sí coinciden todas ellas es en el tremendo impacto que tiene sobre sus víctimas, que, si no mueren desangradas o a consecuencia de las infecciones (ya que la mutilación se realiza con cualquier objeto siempre que sea cortante) están abocadas a padecer durante toda su vida dolores horrorosos y, por supuesto, a no aspirar a ningún tipo de placer sexual. Para que se hagan una idea: la infibulación, la modalidad más traumática, consiste en eliminar, además del clítoris, una parte o la totalidad de los labios mayores. Luego se cosen los dos extremos de la vulva y se deja sólo un pequeño orificio para la salida de la orina y la menstruación. Imáginense cómo estas mujeres pueden mantener relaciones sexuales o dar a luz... Niñas de entre cuatro y diez años son entregadas para que se perpetúe una forma de esclavitud que está íntimamente relacionada con la sumisión al hombre y el poder que éste sigue ejerciendo sobre la mujer, que, una vez más, actúa de hilo conductor que consiente la barbarie y la extiende a las nuevas generaciones que ella misma trae al mundo. Últimamente se han constatado casos de mutilación femenina en países de América Latina y hay comunidades como la catalana que cuentan con planes de actuación específicos para evitar esta práctica en menores inmigrantes. Puede que a muchos de nosotros esto nos suene a “chino” y simplifiquemos el problema con etiquetas “lejanas” para no sentirnos parte de la barbarie. Lo cierto es que ocurre y yo, como mujer, como niña, como ser, me uno al día.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Ojalá pudiera creer que puedo
arrebatarle al tiempo
tanto tiempo extraviado.

martes, 2 de febrero de 2010