viernes, 17 de septiembre de 2010

la huella que tus labios han de dejar en los míos
aún no existe, es sólo
el corto vuelo de mis ojos que se posan
en el mañana inventando un temblor
que ya es porque yo quiero. Porque yo quiero
desvisto este deseo. lo desnudo
a las puertas de esta noche, bajo la luna
temeraria recobra su silueta antigua
y su nombre
y su poder
y la memoria
de cosas que fueron hace tiempo,
distintas e iguales.
Mis ojos cerrados adivinan el curso
de la derrota, mi cintura
cayendo sobre tu centro, y
otra vez la duda, la distancia de la piel
después de amar, preguntando...