martes, 19 de abril de 2011

Me desnudo sin pensar en nada.
Dejando que mi cuerpo se asome a tus ojos que miran y muerden.
Delicada y rotundamente. Dentro, donde la piel ya no duele.
Me despojo de mí.
Me quito este traje hecho de no entregas.
De entregas a destiempo.
De medias entregas.
De entregas pactadas, premeditadas, no nacidas.
Pobrecitas entregas que la memoria,
pocas veces tan implacable, coloca hoy en su justo lugar. Un lugar ausente de malicia.
Me desvisto del tiempo en un instante.
Apago el despertador de sueños.
Y me acerco. Inusitadamente bella.
Encendida. Iluminado mi ser que se adelanta.
Tú me besas. Con todo me besas.
Me besa la brevedad que nos separa.
Me besa el aire que entre tú y yo transpira lleno.
Me besan tus manos que se anticipan a tus labios que miran
mi cuerpo de ahora caído como un vestido
en el suelo.

2 comentarios:

Yurena Guillén dijo...

Despojada de una misma. De su piel.
Fantástico.
Un beso.

Mixha Zizek dijo...

Me encanta tu poesía, excelente, hay unas figuras increíbles
besos