jueves, 25 de agosto de 2011

Cuando pensé que podía quedarme
ya me había ido.
Cuando quise sentarme en tu orilla y escuchar
desde mi corazón
todos los sonidos de tu océano,
estaba cruzando un desierto,
invocando mi propio latido,
entristecida y viva.
Cuando decidí que mi casa era tu casa,
que mis huesos, y mi piel, y y mi risa,
eran tuyas,
estaba mintiendo.
Mintiéndonos.
La verdad es que me fui.
No me pedí permiso para hacerlo.
No me lo hubiera dado.
Me abandone a mi misma
para encontrarme conmigo. Me deje
en tus brazos llenos de amor
y corrí como una loba tras la luna,
lloré como un niño que nace,
como un anciano que siente su ciclo
y sabe las palabras, como
una mujer que te pierde
y se gana. Que se recupera
y se rompe.
Mis venas contienen la brisa
de todos los campos,
mi risa es capaz de iluminar
la más profunda de las cuevas
en las que he de esconderme
para llorar mis tristeza
y sentirme más sola que nunca.
Yo tengo el veneno
pero también el antídoto.
Yo pongo la cerradura,
pero guardo la llave que libera
la luz.
Quise quedarme,
pero ya me había ido.

3 comentarios:

Mixha Zizek dijo...

Me encantó el poema pero sentí mucha tristeza me hizo recordar mi separación que fue intensa y dolorosa, es un bello poema muy intenso y sentido, besos

Anónimo dijo...

gracias mixha... es cierto, es triste y muy doloroso... una separación que nunca pensé que llegaría...

wofusa dijo...

Esa sensación dura y muy bien descrita.
Hacía tiempo que no pasaba por aquí :)