lunes, 30 de junio de 2008

El olvido imposible

No puedo ser la desmemoria. Convencerme de que el olvido es posible. Hoy, como ayer, como cuando tenía ocho, diez quince, veintiuno... La pena me duele y la risa me hace bien. El sueño es algo más que un espacio donde descansa mi tiempo. No puedo creer en que un día dejaron de existir las coincidencias y todas las esquinas de esta ciudad se doblaron de pronto bajo el cansancio de esta luna perseguidora que siempre tanganeó todas mis ausencias. No quiero olvidar lo imposible... lo que fue el aliento, el latido, la incognita.

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