viernes, 14 de agosto de 2009

Caigo en la cuenta de que este blog es una suerte de espejo en el que se refleja mi caos. Admito que soy un pequeño desastre, que aunque cumpla y vuelva a cumplir, con los años, con los seres que están cerca, con el trabajo; aunque me esfuerze por creer en el sentido de un orden, mi naturaleza, la real, la que me hace ser silencio, la que me convierte en temblor, la que se estremece y llora por las cosas que ve y oye, la que sueña y sueña sin cesar, la que se debilita, la que no se anuncia nunca, la que ama sin comprender cómo, por qué o para qué, la que defrauda eternamente, es ésta: un caos ordenado que se empecina en estar, pero que ya se ha ido. Hoy me siento una extraña. Evito mirarme con los ojos de los demás. De aquellos que me juzgan y cuyo dictamen, lo reconozco, me ha dolido profundamente. Pienso sobre ello. Sobre la parte de razón, de verdad, en los que te observan desde el otro lado. Sé que la difícil soy yo. Siempre lo fui. Nunca, por mucho que me haya empeñado, he logrado explicarme, ni decirme, ni hacerme visible. Como si fuera imposible. También sé que pulso las heridas sólo para saber que están ahí, para que me hablen, para que me digan... Estoy cansada de los reproches, estoy agotada de esté asentimiento de culpabilidad tan infantil como indesterrable que tengo y me posee, estoy aburrida de las cifras, de las estadísticas, de las restas y las sumas alegres con las que hacemos balance de todo... Estoy harta de no entender que, en realidad, no hay nada que entender.

4 comentarios:

Gárgola dijo...

Quizá sea esta la clave: no hay nada que entender...
y por lo tanto, aceptar pierde su significado intrínseco de consentir. Simplemente vivir y fluir.
¡Aún me queda mucho por aprender!

Me voy pensando en tus palabras...

besos

Anónimo dijo...

La auténticidad erradica en ser conscientes de nuestra naturaleza real. Si esa naturaleza revela una personalidad caótica no podemos fingir que somos lo que los demás desean que seamos. Ahí se hallaría el engaño, la mentira. Y vivir en mentira sería infinitamente peor que soportar el peso de esos ojos que miran desde la incomprensión.
Recuerda que lo caótico puede parir belleza. Utilizando tu primera frase, caigo en la cuenta de que este blog, muchas veces, es una suerte de espejo en el que se refleja mi caos.
Un abrazo grande.

Arantza G. dijo...

La vida en sí es un caos y no merece la pena pasarsela entera descifrándola.
Para qué, si ya sabemos que estamos de paso.
Vive lo mejor que puedas y no te comas la cabeza. Solo te puede dar jaqueca.
Un beso.

JR dijo...

alarga la mano y verás que no eres capaz de agarrar una explosión en el cielo,
pues siendo asi el caos está fuera Tu eres su manera de construirse
de serlo como protagonista.
vive libre eres ese cielo que se nos escapa con la expansión universal.
besos volados