jueves, 7 de enero de 2010


Tiempo de hojas muertas, de paraguas, de fuertes abrigos, de música triste.
Equivoco las buenas intenciones. Termino como empiezo. Tropiezo con tus ojos que no están, con tu piel apenas conocida, con tu sueño profundo, con mi brevedad ostinada, con los nombres que antes cicatrizaron sin mí...
Cómo explicarlo. Elijo que algunas de mis noches lloren fados, callejeen sin rumbo pisando charcos de otras ciudades invisibles que me habitan. Elijo la bella tristeza como pareja sin más propósito que escucharme el latido y escucharla mientras va apalabrando todo lo que yo aún no he pronunciado.
Tu ojos tal vez no me vieron. Seguro que no me vieron mientras el insomne deseo, mientras me entregaba al blanco de los foleos para exorcisarte, mientras abría la puerta de las estaciones pronunciando tu ausencia.
Es tiempo de tiernas corazas y amargas despedidas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

pero tambien tiempos de reflexión querida amiga.
Estos inviernos duros, paisajes grises y mùsicas tristes no es mas que el cambio de vestuario nos hace para ponernos mas fuertes y hermosos.


te hace falta un té calentito ;)

besitos con muchos mimos

Gárgola dijo...

El otro día leía un poema que te lo traduzco y envío. Me acordé de ti y creo que la última frase encaja perfectamente con un propósito, que es más que una buena intención:

‘Cuando todo ha desaparecido
la luz y su ausencia se han
equivalido, sí y no
fundidos al silencio
interior, exterior,
definitivos, más grandes,
aún así ha faltado
olvidarlo todo. Pero,
sobre todo,
nunca más recordarse
que lo ha olvidado.’

besos corazón y si puede ser... la bossa nova aunque intimista, es un poco más alegre que el fado ;)