jueves, 28 de agosto de 2008

Ballenas en Canarias (De Agustín Espinosa*)




Esto no es un sueño de Walter Scott ni una imaginación de C. Doyle.
Esto es la realidad una y simple.
Hace unos días que nadan en aguas de Canarias, en circuito de nuestras islas, dos reales y orondas ballenas, dos personajes de novela de Verne, dos héroes de lector de doce años.
Yo mismo las he visto -las han visto mis amigos y hasta mis enemigos, y sus mujeres y la mía: las ha visto toda la isla- aparecer y desaparecer una y mil veces sobre y bajo el actual mar en bonanza. Las he visto yo mismo, y he vuelto a ser con ellas el taciturno muchacho de hace veinte años, que huía del mundo y de sus geografías oficiales y rituales aritméticas y gramáticas, para leer, a escondidas, largos novelones exóticos, donde unas gruesas ballenas bogaban sobre un mar como éste que ahora miran mis maduros ojos de hoy displicentemente.
¡Qué ventura para los actuales muchachos canarios, para los infantiles lectores de Mayne Reid y Salgari, poder ver en su propia tinta, en su viva realidad imprevista, a sus romancescas ballenas; a seres que sólo tenían, hasta el radioso ahora de ellos, una poética y mágica vida: huéspedes de un mar que ni los ilustradores más habilidosos han acertado a pintar con la caudal fortaleza que lo imaginara y describiera el novelista.
Yo daría gustosamente todos mis viejos éxitos de escritor y de hombre por haber visto hace veinte años, con mis buidos ojos de infante, parar ante mi vista estas azules ballenas de 1932. Estas absurdas ballenas nostálgicas, que han colmado, durante unos días, infantiles y cándidos afanes; y que mis hijos mayores hubieran podido cazar metafóricamente e imaginativamente, si a mí se me hubiera ocurrido empezar a escribir antes de ahora este diario espectral de recién casado.

(* Este texto es inédito. Fue encontrado entre los papeles del escritor surrealista como fragmentos de un Diario espectral de un recién casado. Para mí Agustín Espinosa fue y es una de las voces más reveladoras de la literatura canaria. Este texto cerca de 80 años).

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